11 errores típicos al rediseñar una web
Rediseñar una web es habitual. Pasan los años, y la web de tu negocio se vuelve obsoleta. O simplemente te has cansado de la estética y quieres cambiar los colores, tipografías, etcétera. En algunas ocasiones te sientes ilusionado y en otras frustrado o decepcionado. Son muchos los cambios que quieres incorporar, y poco el tiempo que tienes para hacerlo. En el peor de los casos, la nueva web será caótica y confundirá a tus visitantes, que quizás te comentarán: ¿qué ha pasado con tu web?
Por eso, he hecho una lista de los errores típicos que (todos) solemos cometer alguna vez cuando rediseñamos una web. Si es la web de tu negocio, o tu negocio es tu web, es fundamental cometer los mínimos.
Si estás dispuesto a rediseñar tú mismo la web de tu negocio, ante todo: prioriza los cambios en función de tu tiempo.
Contenidos
- 1 No planificar los cambios
- 2 Rediseñar con prisa
- 3 Seguir ciegamente las tendencias
- 4 Probar los cambios en la web en producción
- 5 Falta de cohesión en los idiomas
- 6 Priorizar diseño gráfico en vez de la usabilidad
- 7 Carga lenta de la web
- 8 Ser perfeccionista
- 9 Poco contenido o mal redactado
- 10 No pensar en la seguridad
- 11 No tener feedback externo
No planificar los cambios
El primer error que solemos cometer es la no planificación de los cambios, o no definir los mismos. Una web debe ser el eje central de la comunicación de tu negocio. Es decir, todos los cambios que quieras realizar tienen que mejorar la comprensión y visibilidad de tus servicios/productos.
Por eso, planifica qué quieres hacer y cuándo lo quieres tener listo. Insisto, prioriza los cambios en función de tu tiempo. Tu negocio no se debe resentir, y no puedes pasarte un año entero mejorando tu web.
Utiliza un documento de texto, una pizarra, notas adhesivas, y define todos los cambios que puedan tener un impacto positivo en la nueva web. Define tantos como puedas, para que tengas una visión completa de la situación actual de tu web, de las deficiencias y de las nuevas ideas que puedan reportarte más éxito.
Después evalúa tu capacidad para realizar los cambios, y la dificultad (tiempo invertido) para acometerlos. Identifica, de tu lista, esos cambios que tú mismo puedes realizar y que no signifiquen un alto coste, muchas horas invertidas.
Rediseñar con prisa
Este error suele ir de la mano del primero. Sin una planificación, en la que has sopesado tu capacidad y/o tu tiempo a invertir, es posible que creas que podrás hacerlo todo en, digamos, unas pocas semanas. Cuidado, seguramente acabes cambiando tus objetivos sobre la marcha, abandonando tareas por frustración, o simplemente te rindes y dejas el rediseño de tu web para más adelante. Y ya habrás invertido muchas de tus horas, que ya no volverán.
Si has planificado los cambios, y has visto que hacer todo lo quieres te llevaría muchísimo tiempo, no te obsesiones y empieza por aquellos cambios que tú mismo puedes hacer y que no te suponen muchas horas de trabajo. Ten paciencia, llegarás a los cambios más ambiciosos en algún momento.
No puedes ponerte prisas, y presionarte por no conseguir resultados rápidamente. No es así como trabajas para tus clientes, ¿verdad?
Seguir ciegamente las tendencias
Cuando te decides a rediseñar tu web, seguro que vas a buscar inspiración. Buscas webs que te gustan, que hace tiempo que sigues, u otras muy innovadoras y creativas. Está claro, queremos tener una web chula. Nuestra web debe ser la más chula de todas. La primera impresión de una web es crucial.
Por supuesto, pero recuerda que si quieres hacer tú mismo los cambios, lo más seguro es que no puedas invertir tanto tiempo o que no tengas aún la capacidad para realizar cambios complejos. Por esa razón, te recomiendo que minimices la complejidad en el diseño de tu web. Céntrate en algunos aspectos, como los colores, estructura, tipografía, y deja otros para más adelante.
Las webs modernas tienen diseños creativos. Y hay muchas tendencias. Pero muchas de esas tendencias son difíciles de aplicar, o para aplicarlas debes optimizar la carga de tu web porque requieren muchos elementos gráficos o programáticos.
Probar los cambios en la web en producción
Al rediseñar tu web, no hagas los cambios directamente en la web actual. Te doy dos razones por las que tienes que preparar una web de pruebas en la que puedas probar todo lo que estás preparando antes de que lo vean tus usuarios y clientes.
En primer lugar, si en algún momento del rediseño decides volver a la web actual, vas a tener que hacer el doble de trabajo. Aunque sea solo una parte de la web, si quieres revertir cambios, trabajando directamente en la web actual, puedes llegar al caos y a tirar por la borda aspectos que funcionaban en tu web, y que tanto gustaban a tus visitantes.
Por otro lado, si los usuarios empiezan a ver cambios sin acabar, o pruebas, o simplemente no pueden acceder a la web porque estás cambiando cosas, los vas a perder. Además, también vas a confundir los buscadores.
Así que prepara otra web provisional. Si quieres, importa toda la web actual, y empieza a probar los cambios. Tus visitantes no lo verán y podrás trabajar con menos presión.
Falta de cohesión en los idiomas
Algunos cambios que quieres incorporar durante el rediseño de tu web te llevarán a utilizar módulos de terceros. Y algunos, quizás, estarán en otro idioma.
Entonces empezarás a ver palabras en otro idioma, seguramente en inglés. Obviamente, si tu web está en ese idioma, perfecto. Pero si no es el caso, tu web no va quedar cohesionada, y confundirás a tus visitantes.
Analiza los módulos externos que quieres incorporar en la web. Pruébalos. Si los necesitas, pero están en otro idioma, plantéate si puedes invertir más horas en descubrir cómo traducirlos.
Priorizar diseño gráfico en vez de la usabilidad
Durante el rediseño de tu web vas a centrarte en el diseño gráfico de la misma. Cambiarás los colores, la tipografía, la disposición de los elementos, etcétera. Un diseño agradable, que transmita el carácter de tu marca, es esencial. Pero no caigas en la tentación de sobrecargar la web con muchos elementos gráficos. Como siempre, vas a confundir a tus visitantes.
Empatiza con tus usuarios y piensa cómo van a navegar en tu web. No incluyas muchas distracciones y destaca el contenido de interés. Por esa razón, no priorices el diseño gráfico frente a la usabilidad. Es decir, no te olvides de que tu web será usada por tus clientes. Tienes que ponérselo fácil. Que disfruten de la experiencia.
Carga lenta de la web
Utilizar muchos módulos, o imágenes de alta resolución tiene un impacto en la velocidad de carga de tu web. La carga de tu web, además, tiene un alto impacto en la experiencia de usuario de tus clientes potenciales y en la visibilidad de tu web en los buscadores.
Por esa razón, intenta utilizar poco módulos/plugins y optimiza las imágenes. Puedes analizar la velocidad de tu web (de pruebas) en este sitio web.
Ser perfeccionista
Si eres perfeccionista, el rediseño de tu web se alargará. Pero no lo alargues mucho, porque tus visitantes siguen en la web actual. Esa web que pensabas que necesitaba un rediseño.
Cuando termines algún cambio, después de probarlo en la web temporal (de pruebas), analiza si la nueva mejora la web actual. Si es así, quizás es un buen momento para subir y actualizar la web. Y sigue trabajando en más cambios. De esta forma, tus visitantes ya pueden ver una web mejorada, y tú puedes seguir perfeccionando tu web. Pero no lo hagas indefinidamente.
Poco contenido o mal redactado
No dejes de lado la redacción de los textos en la web. Como estás rediseñando tu web, puedes aprovechar textos de la web actual.
Analiza cómo te han buscado tus clientes. Plantea cómo te gustaría que te buscaran, y como quieres que te vean o reconozcan tus nuevos clientes. Entonces puedes preparar los contenidos de tu nueva web.
Vigila las faltas, las traducciones e intenta no caer en un tono aburrido o excesivamente corporativo.
No pensar en la seguridad
Rediseñar tu web es difícil, y te pone a prueba. Pero, por favor, no te olvides de la seguridad web. Ningún cambio, estético o funcional, justifica una vulnerabilidad de seguridad. Seguramente no sepas si estás provocando una vulnerabilidad. Es un tema complejo.
Mi recomendación, si quieres hacer los cambios tú mismo, es la siguiente: confía en soluciones populares, con una amplia comunidad que apueste por esa solución en concreto. No te fíes de todo lo que encuentres para una solución rápida.
No olvides utilizar contraseñas seguras para el acceso de a la administración de tu web.
También te recomiendo pensar en el mantenimiento de tu web.
No tener feedback externo
El último error es no pedir opiniones o tener miedo a las críticas ajenas.
Cuando estés listo, antes de subir la nueva web, enséñasela a tus amigos y a tus mejores clientes. Incluso puedes incorporarlos en la fase creativa.
Es probable que descubras nuevas herramientas y recursos, o que sus errores te ayuden a desprenderte de una mala idea.